El Ché renace otra vez en el manuscrito de su diario


Por Roberto Guerra V.

“¿Imaginó usted alguna vez que podría leer directamente el manuscrito del Diario del Che en Bolivia?”. Así comienza la nota del Diario La Razón de La Paz, dando a conocer la noticia: el manuscrito del famoso “Diario del Ché” ha sido digitalizado y puesto a disposición del público en Internet.

La noticia surge entre dos aniversarios: los 15 años de ser encontrados sus restos en Vallegrande y la conmemoración de los 45 de su muerte. Y como todo tiene su historia, la digitalización del documento tiene la suya. “En octubre de 2009 el Ministerio de Culturas de Bolivia entregó una edición facsimilar impresa del Diario del Ché. En realidad, hizo una bellísima réplica de los dos documentos originales: uno, el cuaderno anillado donde están los apuntes diarios desde el primer día, 7 de noviembre, hasta el 31 de diciembre de 1966, más otros documentos que van en el anverso”, como señala el periódico.

Como anotó Fidel en “una introducción necesaria” -prólogo de la primera edición del Diario- “era costumbre del Ché en su vida guerrillera anotar cuidadosamente en un diario personal sus observaciones de cada día”. Así y como es sabido, el Diario fue publicado en Chile en exclusiva para América del sur por la Revista Punto Final en su edición N° 59, de julio de 1968, luego de ingresar al país una copia en microfilm del documento, por iniciativa del ministro de Gobierno de Bolivia, Antonio Arguedas.

El documento hoy disponible en la red consta de dos partes: las anotaciones registradas en 30 páginas de un cuaderno y el Diario, que comienza el 7 de noviembre de 1966 y se interrumpe el 7 de octubre de 1967, dos días antes de su ajusticiamiento en el pequeño poblado de La Higuera, en Vallegrande. Gracias a la tecnología, hoy es posible acceder a las anotaciones de puño y letra del mítico «hombre sin apellido» que renace cada octubre. 

1 Respuesta to “El Ché renace otra vez en el manuscrito de su diario”


  1. 1 Wilfredo Aliana octubre 16, 2012 a las 2:39 pm

    Estimado Roberto, gracias por difundir esta información. Sentí una tremenda emoción al poder acceder a los dos documentos en línea, especialmente al que está de puño y letra del Comandante. Tenía sólo catorce años cuando asesinaron al Guerrillero, y como muchos otros me resistí a creerlo. Al menos por dos años más, para mí el Che estaba vivo, pese al discurso de Fidel. Era como imposible que lo hubieran en realidad rodeado y capturado esos pigmeos. Quizá, a la gente le pasó igual que a nosotros, en su época, con Zapata o con Sandino. Lo cuenta Omar Cabezas en su libro La Montaña es algo más que una Larga Estepa Verde. La dimensión del héroe popular, su mística motivadora es tan fuerte que incluso la confirmación de su muerte aparece como una especie de triquiñuela que el prócer realiza para aliviar la presión sobre sus seguidores y hacer creer a sus enemigos que la guerra terminó. En Rosario, en Argentina, desgraciadamente, nos dividimos entre los que pensaban que había que seguirlo al pie de la letra, lo que indudablemente era un error al que el Che nunca hubiera invitado, y los que no supimos muy bien qué hacer, salvo seguir luchando aunque la tormenta de la historia hiciera naufragar horriblemente la balsa en que flotábamos, desfigurando toda una generación, amputada de sí misma, y transformándonos en sobrevivientes de un genocidio que nunca se imaginó posible. El Che había vivido esto en Guatemala, y por eso entendió Sierra Maestra. De la tremenda fuerza moral de ese gigante se alimentaron Chávez, Evo y muchos más que comienzan a creer otra vez, y a hacer posible la utopía de la Unidad Latinoamericana y el Socialismo.
    Wilfredo.


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